jueves, 10 de enero de 2013

Graan observación encontrada en otro blog, vale la pena


 Las mujeres. Seres extraños, que fuimos centro de inspiración en la literatura, en generar locura en el mundo, caracterizadas por no poder ser entendidas por el género opuesto. Así, generamos arte. Arte que se ve, y que se escucha.
                Somos víboras, somos arañas, somos ángeles, somos miel. Nos hacen perfiles de tipos de mujer constantemente que te encasillan en una etiqueta según ciertas características que tenés. Y experimentando arte, expresando sentimientos acerca de algún amorío con alguna de nosotras, dos autores crearon dos nuevos perfiles de mujer. Binomizando, en mi opinión, estos dos perfiles contrapuestos pueden representarnos a todas las mujeres en su totalidad. Las mujeres somos santurronas o wachas piolas.
                La santurrona es muy fácil de ser definida. Al principio de la obra el autor nos provee con una definición muy explícita y clara acerca de lo que es una santurrona: “la academia de la lengua española la define como wacha ke se hace la santita pero es una flor de turrita!!!”. La santurrona, es aquella mujer que le es constantemente fiel al comportamiento esperado por la sociedad acorde a su género. Es reservada y vergonzosa, le da vergüenza mostrar su busto “las gomas” y sus glúteos “la burra”. Es por eso que el emisor le debe insisitir constantemente a desenvolverse sexualmente exclamándole “dale dale dale dale” “moveme esas gomas” “moveme esa burra” y otros derivados.  Pero, la santurrona no quiere hacer eso, ella es una lady, una dama. Aunque su deseo probablemente sea responder de manera positiva a los amables pedidos del emisor, aunque probablemente ella quiera mover las gomas y la burra, no puede ceder a perder su dignidad como mujer. Ella decide ocultar su parte “turrita”, su inconsciente, su deseo sexual. Es por eso que es una santurrona, porque respeta la imagen esperada por la sociedad de que sea una santa, pero en el fondo es flor de turra.
                Ahora bien, el autor de “Una wacha piola” no fue tan generoso de proveernos la definición de wacha piola de la real academia de la lengua española. Pero podemos ver a lo largo de la canción que ella es totalmente opuesta a la santurrona. La wacha piola “se descontrola”. Perturbado, sorprendido, el autor acota “Cuando yo me la arranco ella siempre me pide mas”. La wacha piola toma la iniciativa. Es esa mujer que no le importa el qué dirán, ni la supuesta “dignidad femenina”. La wacha piola probablemente sea una socióloga feminista: sabe que el género es algo construido y que la “dignidad” esperada no es otro de los tantos mecanismos para que la sociedad siga siendo patriarcal. Es por eso que decide olvidarse de todo eso, ella toma el control en la relación. Y como es la mujer la que tiene el poder, esto llama la atención de su pareja o más vulgarmente llamado por ella “chongo”. Él exclama “Y nunca he sentido nada como esto en mi vida”. Lógico, en una sociedad patriarcal, probablemente él nunca había tenido contacto con una mujer que tomara el control de la relación. La wacha piola no esconde la turra que lleva adentro como la santurrona, ella decide exponerla, ella es capaz de escribirse en la frente “soy una turra, ¿y qué?”.
                Dicen que los extremos nunca son buenos, pero siempre podemos tomar un poco de cada uno. Para ser mejores personas debemos aprender un poco de las personalidades que marcan al mundo, de las que creemos que tienen algo para darnos para crecer un poquito más. Tengamos el cuidado de la santurrona cuando sea necesario, pero nunca nos olvidemos de la wacha piola interior que siempre va a estar.