Las mujeres. Seres extraños, que fuimos centro de
inspiración en la literatura, en generar locura en el mundo, caracterizadas por
no poder ser entendidas por el género opuesto. Así, generamos arte. Arte que se
ve, y que se escucha.
Somos víboras, somos arañas, somos ángeles, somos miel. Nos hacen perfiles de
tipos de mujer constantemente que te encasillan en una etiqueta según ciertas
características que tenés. Y experimentando arte, expresando sentimientos
acerca de algún amorío con alguna de nosotras, dos autores crearon dos nuevos
perfiles de mujer. Binomizando, en mi opinión, estos dos perfiles contrapuestos
pueden representarnos a todas las mujeres en su totalidad. Las mujeres somos
santurronas o wachas piolas.
La santurrona es muy fácil de ser definida. Al principio de la obra el autor
nos provee con una definición muy explícita y clara acerca de lo que es una
santurrona: “la academia de la lengua española la define como wacha ke se hace
la santita pero es una flor de turrita!!!”. La santurrona, es aquella mujer que
le es constantemente fiel al comportamiento esperado por la sociedad acorde a
su género. Es reservada y vergonzosa, le da vergüenza mostrar su busto “las
gomas” y sus glúteos “la burra”. Es por eso que el emisor le debe insisitir
constantemente a desenvolverse sexualmente exclamándole “dale dale dale dale”
“moveme esas gomas” “moveme esa burra” y otros derivados. Pero, la
santurrona no quiere hacer eso, ella es una lady, una dama. Aunque su deseo
probablemente sea responder de manera positiva a los amables pedidos del
emisor, aunque probablemente ella quiera mover las gomas y la burra, no puede
ceder a perder su dignidad como mujer. Ella decide ocultar su parte “turrita”,
su inconsciente, su deseo sexual. Es por eso que es una santurrona, porque
respeta la imagen esperada por la sociedad de que sea una santa, pero en el
fondo es flor de turra.
Ahora bien, el autor de “Una wacha piola” no fue tan generoso de proveernos la
definición de wacha piola de la real academia de la lengua española. Pero
podemos ver a lo largo de la canción que ella es totalmente opuesta a la
santurrona. La wacha piola “se descontrola”. Perturbado, sorprendido, el autor
acota “Cuando yo me la arranco ella
siempre me pide mas”. La wacha piola toma la iniciativa. Es esa mujer que no le
importa el qué dirán, ni la supuesta “dignidad femenina”. La wacha piola
probablemente sea una socióloga feminista: sabe que el género es algo
construido y que la “dignidad” esperada no es otro de los tantos mecanismos
para que la sociedad siga siendo patriarcal. Es por eso que decide olvidarse de
todo eso, ella toma el control en la relación. Y como es la mujer la que tiene
el poder, esto llama la atención de su pareja o más vulgarmente llamado por
ella “chongo”. Él exclama “Y nunca he sentido nada como esto en mi vida”. Lógico, en una sociedad patriarcal,
probablemente él nunca había tenido contacto con una mujer que tomara el
control de la relación. La wacha piola no esconde la turra que lleva adentro
como la santurrona, ella decide exponerla, ella es capaz de escribirse en la
frente “soy una turra, ¿y qué?”.
Dicen que los extremos nunca son buenos, pero siempre podemos tomar un poco de
cada uno. Para ser mejores personas debemos aprender un poco de las
personalidades que marcan al mundo, de las que creemos que tienen algo para
darnos para crecer un poquito más. Tengamos el cuidado de la santurrona cuando
sea necesario, pero nunca nos olvidemos de la wacha piola interior que siempre
va a estar.