lunes, 9 de julio de 2012


"Portulinus y Blanca se han sentado, como siempre, bajo aquel árbol para reincidir en un cierto diálogo dificultoso durante el cual él la observa con apremio, refrenando la avidez en la punta de la lengua al hacerle la pregunta que quema, ¿Nuestro árbol?, y experimentando un momentáneo alivio al escuchar ratificar, Él árbol nuestro; ¿Tuyo y mío?; Tuyo y mío. ¿Tú y yo?, Tú y yo; ¿Nosotros dos? Sí, amor mío, nosotros dos. La habilidad conciliatoria del primer número par, el dos, repetido por ella día tras día bajo aquel mirto, le devuelve a él tranquilidad (…). A él, el número dos le permite defenderse, al menos durante el instante en que Blanca lo pronuncia, de esa insufrible dualidad que se interpone como un hueco entre el cielo y la tierra, el principio y el fin, el macho y la hembra, el árbol y la sombra, la pasión por su esposa Blanca y la urgencia de escapar de su control."


-Delirio