Te observo recostada frente a mi. Tu insolenta desnudez me invita a profanarte, me invita a tocarte, a deslizarme por entre tus suaves curvas asimétricas. Mis dedos osan ir un poco más allá, corromperte, hacerte vibrar contra mi al ritmo de una canción ineterminable. Explorar juntos los sentidos, ese despertar de sensaciones nuevas, esa revolución de sentimientos.
Y así nos vamos consumiendo, me consumís hasta hacerme parte de vos de tu esencia insocavada, de tu cuerpo puro, de tu música impenetrable. Amante eterna, amiga fiel. ¿Qué haría sin vos guitarra mía?