
lunes, 7 de octubre de 2013

Me faltás, me falto.
Faltamos
Saltamos?
Atajame
Falta-ausencia de-espacio vacío
No me atajás (ya no estás)
Impacto
Eco
Palabras significantes para la insignificancia
Inexistencia;
existencia dentro de existencia.
Existencia doble,
transformada en simple
transformada en llanto
que se transforma en río
que me ahoga,
que te salva.
Ser o no ser?
Somos
-Éramos-
Me
dejaste
sola
siendo.
El sexo de las miradas
De repente, sin previo aviso, sus miradas se encontraron. Sus ojos reflejaban pasión y desenfreno, los de ella amor y dulzura. La desviación de su mirada fue el pie a un sexo sin manos, sin cuerpo, sin palabras, tan solo con los ojos.
Dejándose llevar por la fuerza de su mirada ella se dejó desvestir, dejando caer, inexpertamente, su vestido celeste. Rápidamente miró para otra parte, avergonzada, pero sabiendo que eso no ocultaba su desnudez.

Entonces, y recién entonces, la mujer le permitió empezar a desvestirla.
Nacemos, vivimos, morimos. El inevitable círculo de la vida. Pasamos por el mundo como aire entre las manos. Hay quienes dejan su marca y son recordados a través de los siglos. Pero él solo es parte de ese plural colectivo, el común denominador.
Un par de cartas o de fotos; testimonios de que alguna vez fuimos cuerpo y mente, no solo polvo y olvido. Algunos muebles, ropas, accesorios; testigos de una vida empacada. Por algún lado alguna novia o amante, algún amigo o familiar, sobrevivientes indefinidos, hay esperanza. Pero él está en la cornisa, a un paso de todo lo que fue o pudo ser. Todo lo que no fue y nunca será. El, simplemente, ya no es.
Toda su existencia resumida a eso: cinco cajas, unas llaves y un salto.
Dos personas abajo lloran. El resto no escucha. Está sorda de realidad, de mundo que no para ni espera.
Los autos siguen pasando, los celulares siguen sonando, la bolsa sigue oscilando. La ficción se mantiene, nadie quiere afrontar el derrumbamiento de esta inercia que nos mantiene vivos.
Tiembla, duda, se decide.
El pie se adelanta a la mente. El cuerpo cae, el corazón quedó arriba. Ventana a ventana, piso a piso, historia a historia descubre la solución, los pilares que sostienen esta máquina. Quiere detenerse, gritarlo, hacer sonar el despertador del mundo. Pero no entiende que el despertador suena hace rato y todos duermen. Nadie quiere despertar. Él pertenece a la elite de los despiertos. A esa pequeña minoría que rompe el contrato con la vida. Esa cláusula que firmamos al llegar al mundo: sobrevivir.
Pero toda su revelación se entierra con él dos centímetros en el cemento.
Una bocina suena, una mujer grita y sus cajas se queman.
Todo quedó atrás: esas noches sin nombre, esos días sin huellas.
Otro fantasma olvidado, otra víctima de un sistema tragamonedas. Todo nos saca, nada devuelve.
Oficinistas
Son ellos ¿quiénes?
Son ellos, ¿quiénes?
Son ellos,
somos nosotros.
Los que caminan
esclavos de agujas
chocando y chocados,
mirando sin mirar.
Abstraídos,
hablándole al aire
palabras sin sonido.
Son ellos, ¿quiénes?
Los que no andan,
corren;
ansiosos, entrajeados,
encaretados.
Los insatisfechos,
nunca felices y
quejumbrosos...
Son ellos,
somos nosotros.
Son todos,
deseando ser ninguno.
Buscando ser lo que
nunca serán:
libres.
Te observo recostada frente a mi. Tu insolenta desnudez me invita a profanarte, me invita a tocarte, a deslizarme por entre tus suaves curvas asimétricas. Mis dedos osan ir un poco más allá, corromperte, hacerte vibrar contra mi al ritmo de una canción ineterminable. Explorar juntos los sentidos, ese despertar de sensaciones nuevas, esa revolución de sentimientos.
Y así nos vamos consumiendo, me consumís hasta hacerme parte de vos de tu esencia insocavada, de tu cuerpo puro, de tu música impenetrable. Amante eterna, amiga fiel. ¿Qué haría sin vos guitarra mía?
Sobre besos y algo más...
Tantas cosas se han escrito sobre besos...
Texturas, sentimientos, sensaciones.
Erotismo, amor, despecho.
Dulce, amargo, intenso.
Pero nadie habla sobre el instante previo a semejante encuentro. Ese cambio casi imperceptible en las miradas que hace que la sangre se hiele y el corazón de un vuelco y el aire se escape de nuestro pulmones.
Es ese ínfimo segundo en el que se acuerda tácitamente que llegó el momento y se siente esa determinación insegura pero descontrolada. Ya no hay vuelta atrás, pareciera que alguna fuerza desconocida haya frenado el mundo por un instante y haya decidido que esa tensión corporal que se escapa de los poros deseosos de esos simples mortales se sometan a sus intenciones colisionando en un beso furtivo, concediéndoles la profanación de esos cuerpos caóticos y errantes. Tantos adjetivos para describir lo que no llegará a ser ni 3 segundos... Será que ahí radica la magia de tan deseado momento?
Texturas, sentimientos, sensaciones.
Erotismo, amor, despecho.
Dulce, amargo, intenso.
Pero nadie habla sobre el instante previo a semejante encuentro. Ese cambio casi imperceptible en las miradas que hace que la sangre se hiele y el corazón de un vuelco y el aire se escape de nuestro pulmones.
Es ese ínfimo segundo en el que se acuerda tácitamente que llegó el momento y se siente esa determinación insegura pero descontrolada. Ya no hay vuelta atrás, pareciera que alguna fuerza desconocida haya frenado el mundo por un instante y haya decidido que esa tensión corporal que se escapa de los poros deseosos de esos simples mortales se sometan a sus intenciones colisionando en un beso furtivo, concediéndoles la profanación de esos cuerpos caóticos y errantes. Tantos adjetivos para describir lo que no llegará a ser ni 3 segundos... Será que ahí radica la magia de tan deseado momento?
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