sábado, 26 de enero de 2013


Te acordás cuando dijiste:
"Si digo yo, digo vos"

Y ahora te fuiste,
Llevandome a tu paso
Y no soy tan yo
Ni tan vos
Ni tan nadie

Ni mi boca
Ni mi pelo,
Ni mi aspecto
Me distraen de ese par de ojos inquisidores fijos en el espejo

Simplemente yo frente a mi misma;
Simplemente una desconocida buscando identificarse con la imagen  que el espejo le devuelve.

La eterna lucha entre la imagen y el ser

Vitácora de la capitana

Irse a dormir con una sonrisa y sin pensar y despertarse con otra sonrisa y esperanza. 

Vamos mejorando.
Una de la mañana y tres amigos -dos mujeres, un varón- a las carcajadas en el colectivo. Perfectamente sobrios, embriagados no más de ideas flasheras y ansias de sentir que nada en el mundo puede contra ellos en ese momento, porque ¿qué malo puede pasarle a tres adolescentes tentados y felices en una noche de viernes veraniego? La demás gente del transporte público los observa; algunos se ríen contagiados, otros simplemente los ignoran y hay quienes los observan con mala cara. Pero, después de todo, lo que realmente desean en su interior es poder ser esos tres locos tentados: reírse hasta el llanto de algún chiste/idea que ya ni clara está, saber que en ese momento son plenamente felices, sin importar nada que no sea ese viaje en  bondi, esa joda, esa risa incontenible y poder mirarse en los ojos y saber que ese momento es único, irrepetible y mágico, que son jóvenes y que en ese instante nada puede interferir en ese limbo de complicidad y amistad para toda la vida. 
Media hora más tarde, aquellos fieles emisarios de juventud y sonrisas se bajan. Y a su paso dejaron a un público que, aunque seguramente aliviado, comienza a extrañar aquellos agentes de conciencia colectiva que, por alguna jugada del destino, fueron designados a ese colectivo para recordarle a ese grupo de usuarios la magia de la risa desenfrenada, la amistad, la complicidad y la juventud. 
¿Será que a veces nos encerramos en el dolor
esperando ansiadamente el momento en el que alguien
-con suficiente valentía e interés-
se anime a pedirle permiso 
a tanta sonrisa falsa
y le toque la puerta
a tanta lágrima reprimida?















jueves, 10 de enero de 2013


Graan observación encontrada en otro blog, vale la pena


 Las mujeres. Seres extraños, que fuimos centro de inspiración en la literatura, en generar locura en el mundo, caracterizadas por no poder ser entendidas por el género opuesto. Así, generamos arte. Arte que se ve, y que se escucha.
                Somos víboras, somos arañas, somos ángeles, somos miel. Nos hacen perfiles de tipos de mujer constantemente que te encasillan en una etiqueta según ciertas características que tenés. Y experimentando arte, expresando sentimientos acerca de algún amorío con alguna de nosotras, dos autores crearon dos nuevos perfiles de mujer. Binomizando, en mi opinión, estos dos perfiles contrapuestos pueden representarnos a todas las mujeres en su totalidad. Las mujeres somos santurronas o wachas piolas.
                La santurrona es muy fácil de ser definida. Al principio de la obra el autor nos provee con una definición muy explícita y clara acerca de lo que es una santurrona: “la academia de la lengua española la define como wacha ke se hace la santita pero es una flor de turrita!!!”. La santurrona, es aquella mujer que le es constantemente fiel al comportamiento esperado por la sociedad acorde a su género. Es reservada y vergonzosa, le da vergüenza mostrar su busto “las gomas” y sus glúteos “la burra”. Es por eso que el emisor le debe insisitir constantemente a desenvolverse sexualmente exclamándole “dale dale dale dale” “moveme esas gomas” “moveme esa burra” y otros derivados.  Pero, la santurrona no quiere hacer eso, ella es una lady, una dama. Aunque su deseo probablemente sea responder de manera positiva a los amables pedidos del emisor, aunque probablemente ella quiera mover las gomas y la burra, no puede ceder a perder su dignidad como mujer. Ella decide ocultar su parte “turrita”, su inconsciente, su deseo sexual. Es por eso que es una santurrona, porque respeta la imagen esperada por la sociedad de que sea una santa, pero en el fondo es flor de turra.
                Ahora bien, el autor de “Una wacha piola” no fue tan generoso de proveernos la definición de wacha piola de la real academia de la lengua española. Pero podemos ver a lo largo de la canción que ella es totalmente opuesta a la santurrona. La wacha piola “se descontrola”. Perturbado, sorprendido, el autor acota “Cuando yo me la arranco ella siempre me pide mas”. La wacha piola toma la iniciativa. Es esa mujer que no le importa el qué dirán, ni la supuesta “dignidad femenina”. La wacha piola probablemente sea una socióloga feminista: sabe que el género es algo construido y que la “dignidad” esperada no es otro de los tantos mecanismos para que la sociedad siga siendo patriarcal. Es por eso que decide olvidarse de todo eso, ella toma el control en la relación. Y como es la mujer la que tiene el poder, esto llama la atención de su pareja o más vulgarmente llamado por ella “chongo”. Él exclama “Y nunca he sentido nada como esto en mi vida”. Lógico, en una sociedad patriarcal, probablemente él nunca había tenido contacto con una mujer que tomara el control de la relación. La wacha piola no esconde la turra que lleva adentro como la santurrona, ella decide exponerla, ella es capaz de escribirse en la frente “soy una turra, ¿y qué?”.
                Dicen que los extremos nunca son buenos, pero siempre podemos tomar un poco de cada uno. Para ser mejores personas debemos aprender un poco de las personalidades que marcan al mundo, de las que creemos que tienen algo para darnos para crecer un poquito más. Tengamos el cuidado de la santurrona cuando sea necesario, pero nunca nos olvidemos de la wacha piola interior que siempre va a estar. 

Conversación entre dos brokenhearted II

-Que garcha es el amor boludo

-Y si, cuando es lindo es lo más lindo y cuando sale mal, duele como pocas cosas

-Demasiado diría yo

-Si, pero seme sincera, sabiendo todo esto, te volverías a enamorar?

-Sin lugar a dudas

-....

-Que hijo de puta

Otra noche de insomnio

Agostina se encontraba sentada frente a una vieja máquina de escribir -el sueño de cualquier escritor amateur-. Las yemas de sus dedos apenas rozaban las negras teclas con gastadas letras amarillentas estampadas en ellas, huellas del uso y del paso del tiempo. Y es que es eso lo que a  Agostina más le entusiasmaba de todo este asunto. Esas ansias de sentir una corriente súbita de inspiración, un brote de tecleo intenso; fruto de las historias que ese mágico aparatejo susurra a sus dedos sedientos de palabras precisas y adjetivos exactos. Deseaba dejarse seducir por el traqueteo de las teclas violentas contra el papel suave y que el ruido naciente del final de cada hoja aclare un poco el torbellino de ideas y el laberinto de sentimientos que fue acumulando a lo largo de su vida. Sencillamente quería sentir fluir las ideas que a ella, en esas noches interminables de insomnio, se le escapaban con la llegada del tan esperado sopor somñoliento. 
Y para cuando se dio cuenta, se hallaba sumida en un limbo de preguntas y respuestas que a menudo acudían a su mente y que, al fin, iban tomando cierta forma -si es que alguna vez ese tipo de preguntas y respuestas se pueden considerar definitivamente formuladas -:
Por ejemplo... ¿Por qué al humano le atraían tanto los objetos antigüos? Quizás por sentir que también formó parte de la vida de alguna otra persona, en algún período histórico muy diferente al actual. Será que nos depiertan curiosidad -esa llama que toda persona encierra y que es la impulsora de tantos acontecimietnos en nuestra vida- los secretos que tal objeto pueda encerrar... Testigo de momentos cúlmines, cómplice de insignificantes decisiones que definieron el destino de algún alma pasajera... Y nos sentimos irracionalmente especiales por formar parte de una historia tan lejana pero probablemente actual de alguien, porque -y eso le recuerda- ¿ acaso no vivimos repitiendo la historia siglo tras siglo? Los humanos somos reacios al cambio y parece ser que nos encariñamos con la famosa piedra con la cual tropezamos una y otra y otra vez. Y los impulsores, después de todo, tampoco cambian: el poder, el dinero, la admiración. En fin, la codicia. Pero, no puede evitar preguntarse de todos modos, ¿qué es toda la riqueza del mundo sin algo detrás? Sin la real estima, el auténtico afecto de alguien. Todos sabemos que las historias que perduran a lo largo de los años son aquellas donde el amor es protagonista, amo y señor.
Agustina se detiene: no se permite entrar en ese tópico tan peligroso para alguien que goza de escribir como ella. El límite entre melodrama, cursilada y resentimiento es demasiado delgado y tentador como para mantenerse objetivo. Y, convengamos -piensa mientras se sonríe- ¿quién es objetivo cuando de amor se trata?
Se separa violentamente de la máquina de escribir. Segunda vez que escribe esa odiosa palabra. Mejor dejarse de preguntas, trances mísiticos y preguntas ridículas. Mejor no pensar, no decir, no escribir. Relee su bosquejo de ideas: siempre tan irresueltas, tan ensimadas, tan queriendo ser todo y transmitiendo nada. Se envalentona y mira la hoja tipeada, su mejor reflejo, y descubre su gran error: no se atreve  a profundizar en serio, a llegar al origen de sus preguntas y respuestas.
Agustina re ríe y se resigna; ¿es que es tan insoportablemente inevitable que atrás de todo siempre se esconda una historia de amor?

jueves, 3 de enero de 2013

Conversación entre dos brokenhearted

-Tengo un nudo en el pecho que amenaza con ahogarme

-Tiene algo que ver con ese horrible nudo en la garganta?

-Precisamente, de tanto tragarlo, se me estacionó ahí
This is how it works: You're young until you're not, you love until you don't, you try until you can't, you laugh until you cry, you cry until you laugh and everyone must breathe until their dying breath...
 



No, this is how it works: You peer inside yourself, you take the things you like, and try to love the things you took, and then you take that love you made, and stick it into some, someone else's heart, pumping someone else's blood and walking arm in arm, you hope it don't get harmed but, even if it does,you'll just do it all again!

R.S.
Por los que se fueron. Por los que están. Por los que salen y entran en esta grandísima historia que es nuestra vida. Por los que vinieron para quedarse y por los que están por venir. Por todos los grandes y tristes momentos que nos tocó vivir y, en especial,  por los que se vienen. Por todos ellos: feliz año!